dilluns, 12 d’octubre del 2009

El imprevisto factor madre

El imprevisto factor madre

Manolo Saco (12-10-2009)

Cuenta la leyenda urbana que el monórquido Francisco Franco (al parecer compartía monorquidia con Hitler, lo que ya es coincidencia) como no tenía los suficientes huevos para destituir de viva voz a sus ministros, les comunicaba por motorista, mediante un sobre fatal, la destitución.

Y no valía largarse de casa para que Franco se quedase sin acuse de recibo porque en aquella España no había lugar seguro donde esconderse de sus motoristas. Salvando las distancias, el president Camps quiso emular al franquito este fin de semana, pero Ricardo Costa, Ricky para los amigos correosos, se largó a un lugar indeterminado del Camino de Santiago, no sabemos si para hacer penitencia o para pedir amparo a Feijóo en estas horas de tribulación. Así que su cese "temporal" (DRAE: Temporal: tempestad, tormenta grande) se tiene que quedar para mañana, en la reunión del Comité Ejecutivo del PP valenciano.

En verdad creo que el cese va a ser algo más que un temporal.

He oído por la radio que la madre de Ricky, la impulsora de las carreras políticas de sus hijos Juan y Ricardo, habría amenazado con tirar de la manta si le tocan un pelo a su hijito. Si así fuese, estaríamos en la antesala de una Gürtel 2, porque las buenas madres son capaces de la auto inmolación en defensa de su prole. Y más aún si tienen información de esa que sólo se guarda debajo de las mantas, como la mierda.

Si lo sabré yo, que tuve una madre de misa diaria y rosario vespertino, pero que tras el amago de excomunión de su hijo pequeño, que soy yo, le retiró el saludo al obispo de Ourense, conocido en el mundo, como ya os conté una vez, como la Acémila Burgalesa.

Los hijos podemos ser unos chorizos, tontos del culo, o prevaricadores, y hasta ateos, que es lo más bajo a lo que podemos llegar, pero para una madre siempre seremos los más guapos. Así que yo, de Camps, me lo pensaría dos veces.