Dirigentes del PP exigen que rueden más cabezas
Consideran insuficiente la destitución de Ricardo Costa: "No se puede cerrar una crisis tan grave con una pieza de caza menor". La dirección nacional, en cambio, confía en que el gesto sea "suficientemente contundente" para frenar las críticas
YOLANDA GONZÁLEZ - MADRID - 11/10/2009
El primer día sin Ricardo Costa en el PP dejó sensaciones contradictorias. De un lado, la dirección nacional del partido confiaba en que el gesto fuese lo "suficientemente contundente" como para que se frenen las críticas de pasividad y el partido consiga colar en la opinión pública su alternativa al Gobierno.
De otro, sirvió para que un importante número de cargos conservadores, dirigentes regionales entre ellos, alertaran de que con la cabeza del secretario general del PP valenciano no basta. "No se puede cerrar una crisis tan grave con una pieza de caza menor", se lamentaba un diputado apuntando directamente a Francisco Camps, líder del PP valenciano.
La noche del pasado jueves, la noticia corría como la pólvora: Rajoy había dado un ultimátum a Francisco Camps para que se deshiciera de Ricardo Costa al día siguiente. Qué mejor ocasión que el Día de la Comunidad Valenciana para que la mano derecha del president anunciara su marcha de la secretaría general "por el bien del partido".
"Medida a medias"
Desde ese momento, comenzaron a surgir las voces que calificaban de "medida a medias" el cese de Costa. "No arregla nada de nada. En Valencia hay un problemón y no creo que sea sólo una persona la que tenga que pagar los platos rotos", comentaba un alto dirigente.
Una vez confirmada la noticia, el enfado iba creciendo. Una de las tesis más escuchadas en las filas del PP a lo largo del día de ayer era el peligro que supone para el partido la imagen que está dando de su gestión en la Comunidad Valenciana, uno de sus principales graneros de votos. Y para ello reclaman que sea el propio Camps el que dé explicaciones o asuma responsabilidades.
"Tan responsable es el secretario general como el presidente [por Camps]", alerta una diputada nacional. "Su cese es un parche, un cortafuegos en medio de un incendio inabarcable", añade.
En este sentido, no son pocas las voces que ligan indisolublemente cada paso dado por Costa con Camps. "Ricardo en su vida ha dado un paso sin que tuviera las bendición de Paco", señalaba un alto dirigente.
Con ello, intentaba ilustrar la "absoluta lealtad" a su jefe de la que hasta ayer fue la mano derecha de Camps. Una actitud que tuvo su punto álgido en los meses previos al XVI Congreso Nacional del PP, celebrado a finales de julio de 2008.
Cuando el liderazgo de Rajoy era cuestionado
Por aquellas fechas, el liderazgo de Rajoy en el PP era fuertemente cuestionado. Juan Costa, diputado nacional y hermano de Ricardo, amenazó con presentar una candidatura alternativa a la de Rajoy. Al final, no dio el paso. Pero la maniobra arrojó un episodio que nadie en el PP olvida. "Siguiendo los deseos de Camps, Ricardo se posicionó a favor de Rajoy. De hecho, fue el que le entregó los avales", recuerda una parlamentaria.
Con gestos de este tipo como telón de fondo, bastantes dirigentes del PP no entienden que Camps no estuviera al tanto de la relación de su mano derecha con la rama valenciana del caso Gürtel. Ni de que desconociera el informe de la Brigada de Blanqueo de Capitales que apuntaba a Costa como presunto responsable de la financiación ilegal del partido.
La contundencia de Basagoiti
Como aglutinador de todas las voces que en el partido reclaman a Rajoy que se deshaga de aquellas personas que perjudican el nombre del PP apareció ayer Antonio Basagoiti. En declaraciones a la cadena Ser, el líder del PP de Euskadi dijo sentir "pena, preocupación y asco" por los escándalos de corrupción que salpican a su partido. Por ello, pidió a Rajoy que "aclare y limpie" el partido. No obstante, Basagoiti no quiso apuntar directamente a Camps, al que calificó de "honesto y austero".
Una de las conclusiones que arroja la forma en la que se ha producido la salida de Costa del PP valenciano es el doble discurso desplegado. Por un lado, desde la Comunidad. Por otro, desde Génova, sede nacional del PP. Mientras que Camps, según señalan en su entorno, siempre ha mantenido que no podía prescindir de Costa si no era de mutuo acuerdo, Rajoy ha presionado, sobre todo en los últimos días, para que fuese apartado.
"Valencia apostaba por esperar a que cayese el chaparrón, pero Rajoy cuando se topó con el sumario entendió que la situación estaba desbordada del todo y que había que cobrarse alguna cabeza", comenta un veterano diputado conservador.
El factor Aguirre
Son varias las fuentes en el PP que coinciden en señalar que la decisión de Aguirre del jueves de expulsar del grupo parlamentario popular en la Asamblea de Madrid a sus diputados imputados dio a Rajoy el empujón definitivo para dar el ultimátum a Camps. Una vez más, la presidenta se colgaba la medalla robando al líder del PP las portadas de los periódicos. Se trata, además, de una medida muy aplaudida, sobre todo en los sectores rivales a Camps en la Comunidad Valenciana.
"Aquí no se puede actuar igual que en Madrid. A diferencia de Camps, a Aguirre no le afecta lo que ha pasado en su comunidad. Por eso no le ha temblado la mano al decidir", dice un dirigente.
Mientras, en el entorno de Rajoy la consigna de ayer fue la de echar balones fuera. En un acto en Marbella, el vicesecretario de Política Autonómica del PP, Javier Arenas, repitió esa frase tan recurrida de que la única trama que existe es contra el PP. Y recordó que irán con todas las consecuencias contra aquellos que han intentado aprovecharse del partido y que no aceptarán ni media lección de los socialistas. Los más fieles a Rajoy repetían este argumento y señalaban que el cese de Costa es la medida "contundente" que el partido estaba esperando.
Camps acudió ayer al Foro España-Estados Unidos en Valencia. Quienes conversaron con él le vieron "aliviado". Y convencido de que "ha pagado sus trajes y no ha existido financiación ilegal".
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